El cordón umbilical es un cordón que une el ombligo del feto con la placenta de la madre. Es el encargado de transportar oxígeno y nutrientes al bebé y de eliminar desechos.

Tras el parto, el cordón se pinza y se corta. Poco a poco se va secando hasta que se cae, habitualmente entre los 5 y los 15 días de vida. La caída del cordón puede retrasarse, considerándose normal, en los bebés nacidos por cesárea, en los bebés que tienen un cordón grueso y cuando usamos antisépticos.

¿Qué cuidados necesita el cordón umbilical?

Es muy importante que el cordón se mantenga limpio y seco para evitar que se infecte (onfalitis). La mejor manera de hacerlo es lavarlo con agua y jabón.

En situaciones donde las condiciones higiénicas sean deficientes, pueden usarse desinfectantes como la clorhexidina al 4% (más eficaz) o el alcohol de 70ºC.

No se aconseja la limpieza con antisépticos yodados (por riesgo de alterar la función tiroidea del recién nacido), mercromina ni polvos de talco.

¿Cómo se limpia?

1º) Lavarse las manos con agua y jabón, antes de manipular el cordón umbilical.

2º) Retirar la gasa que cubre al cordón. Si vemos que está adherida o pegada al cordón, podemos humedecerla con suero salino fisiológico.

3º) Limpiar con una gasa estéril.

4º) Colocar una gasa limpia alrededor del cordón para evitar que se ensucie o dejarlo al aire.

5º) Doblar el pañal por debajo del cordón. Cambiar el pañal cuando lo veamos mojado o sucio.

¿Puede bañarse el bebé?

SÍ. El ombligo puede mojarse aunque no se haya desprendido el cordón. Lo importante es que se lave y se seque bien para evitar infecciones.