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Viernes, 22 de julio de 2022

Gastroenteritis aguda

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¿Qué es la gastroenteritis aguda?

La gastroenteritis aguda es una inflamación del estómago y los intestinos caracterizada por la presencia de diarrea, que puede acompañarse de otros síntomas como vómitos, fiebre o dolor abdominal. La llamamos aguda por su comienzo brusco y limitado en el tiempo (cura en unos días).
La gastroenteritis aguda es muy frecuente en la infancia. En países poco desarrollados es una de las principales causas de mortalidad infantil. En España es excepcional que resulte tan grave, pero sigue siendo causa de muchos ingresos hospitalarios y de pérdidas de días de colegio.
La gran mayoría de las veces está causada por una infección, que puede ser vírica, bacteriana o, más raramente, por un parásito intestinal. Otras causas menos frecuentes son la ingesta de alimentos en mal estado (toxinfección alimentaria) o infecciones no digestivas (infecciones de orina, otitis, etc.).

¿Qué síntomas tiene?

El síntoma más característico es la diarrea (deposiciones más blandas o líquidas, frecuentes y abundantes) con un aspecto muy variable; y a veces las deposiciones se acompañan de mucosidad o incluso sangre. Es frecuente que haya también vómitos. Otros síntomas comunes son la fiebre y el dolor abdominal en forma de retortijones.

¿Cómo se diagnostica?

La mayoría de las veces no es necesario hacer ninguna prueba diagnóstica, sólo con la sintomatología y la exploración física es suficiente.
Si la diarrea se prolonga en el tiempo, el pediatra puede solicitar un cultivo de heces.

¿Cómo se trata?

Las gastroenteritis tienden a curarse de manera espontánea; las medicinas pueden producir efectos secundarios.
El riesgo principal de las gastroenteritis es la deshidratación, debida a las pérdidas de líquidos y sales minerales por la diarrea y/o los vómitos. Por eso es fundamental ofrecer al niño o la niña muchos líquidos para reponer esas pérdidas. Podremos usar soluciones de rehidratación oral, cuya composición consigue que se absorba mejor el agua y las sales minerales necesarias. Deben administrarse con frecuencia, pero sin forzar a tomarlos. Si el niño o la niña ha vomitado es mejor ofrecer cantidades pequeñas de cada vez hasta asegurarse de que lo tolera bien.
En el caso de que el niño o la niña tengan apetito, y no tenga vómitos, puede hacer una dieta prácticamente normal evitando bebidas y alimentos muy azucarados (refrescos, zumo de manzana, pastelería) o muy grasos. Es frecuente que se recomienden dietas astringentes (patata, arroz, zanahoria, plátano, etc.), que pueden ayudar a disminuir el número de deposiciones, pero realmente no son imprescindibles y, en cualquier caso, si se emplean no deben mantenerse más de unos pocos días, pues a la larga una dieta pobre en grasas puede favorecer una diarrea crónica. 
Los lactantes amamantados deben continuar tomando pecho, y los que tomen biberón pueden seguir usando su fórmula habitual, ofreciendo entre las tomas suero de rehidratación. Salvo indicación de su pediatra no es preciso utilizar fórmulas especiales.
A veces se usan probióticos (preparados que contienen microorganismos para ayudar a recuperar la flora intestinal) que puede acortar ligeramente la duración de la diarrea.

¿Qué complicaciones puede haber?

En niños y niñas sanos bien nutridos las gastroenteritis suelen curar en pocos días sin complicaciones. Las deposiciones pueden tardar algo más en normalizarse del todo.
La principal complicación es la deshidratación. Se puede saber que un niño o niña está bien hidratado porque se mantiene contento o produce lágrimas al llorar, orina con regularidad y mantiene la boca y la lengua húmedas. Por contra, si está muy postrado, los labios y la boca están secos, lleva muchas horas sin orinar o tiene los ojos hundidos la deshidratación ya está presente, y es necesaria una evaluación médica. Con los bebés de pocos meses de edad hay que ser especialmente cuidadoso, pues pueden deshidratarse en pocas horas.

¿Cuándo se debe consultar al pediatra?

Consultaremos al pediatra si existen:

  • Signos de deshidratación (postración, ausencia de orina y lágrimas, lengua seca, ojos hundidos).
  • Vómitos repetidos, incluso al beber pequeñas cantidades de suero de rehidratación.
  • Presencia de sangre moco o pus en las heces.
  • Fiebre alta difícil de controlar.

¿Se puede prevenir?

El lavado de manos frecuente por parte del enfermo y los cuidadores es la medida más eficaz para evitar el contagio de gastroenteritis.
Existen vacunas frente al Rotavirus aún no incluida en muchos calendarios oficiales de vacunas.

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