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Lunes, 31 de octubre de 2022

Rabietas

rabieta niño


¿Qué son?

Las rabietas forman parte de la conducta normal del niño entre los dos y tres años; es una manifestación propia del desarrollo del niño. Es la edad en la que el niño quiere mantener su propia opinión, aunque sea de forma violenta, es la edad de la desobediencia. A los 2-3 años puede nacer del afán de posesión, del egocentrismo, de la necesidad de centrar la atención de los demás, de la ambición de poder, del afán de independencia y del despertar de la voluntad. 
Esto suele suponer un verdadero reto para los padres, ya que el niño pone a prueba a los padres constantemente. Es una edad que implica un importante compromiso educativo por parte de los padres
Cuando el niño tiene una rabieta quiere transmitirnos algo, pero los padres no deberían permitir que mediante rabietas los niños consigan todo lo que quieren, aunque pueden y deben ser comprendidas; simplemente debemos plantearnos a qué puede corresponderse esa llamada de atención y pensar en la manera de ayudar al niño.

¿Cómo se debe actuar para ayudar al niño?

Lo primero es mantener una actitud de tranquilidad e “indiferencia”  por parte de los adultos que presencien la rabieta. Es la manera a través de la que el niño va a aprender a que con la rabieta no va a conseguir su objetivo, es más ha ganado la indiferencia de los adultos. Esto suele servir para extinguir la rabieta.
Pero como la rabieta es una manera con la que los niños intentan comunicarse con nosotros, debemos reflexionar y buscar los motivos de las rabietas de los hijos; sin ceder ante la rabieta.
Hay algunas recomendaciones que pueden ser útiles para entender la rabieta:

  • Expresar bien claro y con tranquilidad que no se le atenderá hasta que se comporte de otro modo.
  • Hay que esperar a que se le haya pasado la rabieta para acceder a aquello que solicite el niño.
  • Ofrecer actividades alternativas para distraerle.
  • Evitar entrar en negociaciones. 
  • Tratarle con firmeza pero con cariño, no culpabilizar, no ridiculizar.
  • Si la rabieta se alarga, podemos usar “Tiempo fuera o el aislamiento temporal: 
  1. Lo primero tener claro que no se trata de un castigo, sino de una técnica que ayudará a todos a tranquilizarse
  2. Con tranquilidad, sin gritos y sin enfados,  solo podemos tranquilizar desde nuestra propia calma, dejar al niño solo en una habitación, donde no tenga distracciones
  3. Un tiempo corto, no más de 10 minutos, dejándole claro que acabará al acabarse la rabieta.
  4. Asegurarse de la seguridad del niño, que no se pueda hacer daño con nada, ni que pueda hacer daño a nadie.
     
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